Mocete & Pere Ribera

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«SUEÑOS TATUADOS»
Sala Maestra
Excmo. Ayuntamiento de Jaén
Del 15 al 30 de mayo de 2011

El misterio de lo híbrido. Así podría titularse esta serie de trabajos en los que
confluyen los resultados de un proceso pictórico y un proceso fotográfico que
finalmente se funden y confunden hasta devenir en obras de nuevos perfiles
autónomos.

Hace ahora unos tres años el fotógrafo José Manuel Mocete comenzó a realizar
el seguimiento fotográfico de la pintura de Pere Ribera. Por su parte Pere fue
conociendo cada vez mejor el trabajo de Mocete, interesado sobre todo en la
exploración lírica del cuerpo humano. Poco a poco fue surgiendo una idea:
realizar una obra que aunara las creaciones individuales de cada uno. De ahí
estos “Sueños tatuados”, unas piezas donde las texturas, formas y colores de
los cuadros de Pere, se imbrican en los cuerpos desnudos o en los rostros
fotografiados por Mocete. El resultado es siempre inquietante, a veces incluso
aterrador. Las grafías de Pere Ribera, para nada convencionales, parecen
adherirse a los cuerpos como misteriosos aliens que ya nunca podrán prescindir
de esa otra vida que ha crecido en su interior.

Esos seres humanos que se intuyen hermosos tras las flagelaciones impuestas
por los signos pictóricos, se nos presentan como participantes de ritos
ancestrales, donde la pintura del cuerpo y el tatuaje jugaban papeles de privilegio.
Al fin y al cabo el cuerpo fue quizá el primer lugar donde se inscribió el arte. El
individuo, antes que pintar sobre las paredes de las cuevas, muy probablemente
pintó sobre su cuerpo, convirtiendo a éste en el receptáculo de su creatividad.
La pintura pasó a perpetuarse a través del tatuaje. Pere y Mocete, modernos
tatuadores de la era digital, ejercen su función a partir de los nuevos métodos
de la hibridación de las imágenes.

El proceso artístico, que se inicia trabajando las texturas de las fotografías de
los cuerpos y las de los propios cuadros del pintor, continúa con una
superposición de capas y filtros que hacen que se obtengan nuevas imágenes.
Un proceso largo y complicado de resultados no siempre previstos, como no
puede preverse, a partir del padre y la madre, el rostro del hijo al que ellos dan
vida.
Enteros o fragmentados, los cuerpos fotografiados por Mocete se esconden,
pero también se potencian, bajo los cuadros, a su vez enteros o fragmentados,
de Pere Ribera. El volumen del cuerpo se reencuentra con el volumen del cuadro.
Los artistas van analizando con detenimiento cada uno de los pliegues o curvas
que la figura presenta, para encontrar en la pintura aquellos signos que mejor
pueda acompañarla, no para embellecerla, sino para llenarla del misterio que
siempre ha estado presente en las obras del pintor, vivencialmente interesado
por la potencia de lo onírico.

No se trata, aquí, de enfatizar lo que de templado pueda encontrarse en la
desnudez de unos cuerpos que antes de hibridarse emanaban erótica serenidad.
No se trata de potenciar la sensualidad de un rostro o unos labios, sino de
devolvernos la fuerza originaria que todavía hoy nos transmite la idea de lo
tatuado, en cuanto comportamiento mágico y ancestral.

En definitiva, un trabajo alejado de lo convencional, que nos sorprende por su
fuerza e imaginación, que nos deja a un paso de la indefensión más absoluta.

ROSALÍA TORRENT - UNIVERSITAT JAUME I